viernes, 19 de marzo de 2010

Dañina hasta puesta de fondo

Por Alejandra Rodríguez

padres@padresycolegios.com
 
Una investigación sugiere que los niños de tres años son más proclives a comportarse agresivamente en los hogares en los que la televisión está puesta.
 

Cuesta creer, a la vista de los datos que arrojan los estudios científicos cada día, que la televisión pueda tener alguna ventaja para el desarrollo de los más pequeños de la casa.

Ya se ha comprobado que los chavales que hacen alguna de las comidas delante de “la caja tonta” tienen más posibilidades de engordar o de comer más cantidad de productos perjudiciales.

También se ha comentado la posibilidad de que merme sus capacidades intelectuales y de que fomenta comportamientos negativos, marcados fundamentalmente por la agresividad. Sin embargo, un trabajo publicado por la revista Archives of Pediatric and Adolescent Medicine riza el rizo. Según las conclusiones del mismo, la influencia de la tele es perjudicial incluso aunque no se esté viendo, ya que fomenta conductas violentas en niños de alrededor de 3 años.


MENSAJES INDIRECTOS

Para extraer ésta, cuando menos, curiosa conclusión, los investigadores llevaron a cabo encuestas a más de 3.000 madres de familia con un vástago de esta edad en su hogar. Las participantes, que vivían en 20 ciudades diferentes, respondieron a los cuestionarios por teléfono periódicamente a lo largo de dos años.

Entre las valoraciones que hicieron los especialistas figuran no sólo el tiempo que los críos pasaban delante de la tele (la Academia Americana de Pediatría recomienda no exponer a los niños de menos de dos años a este medio y limitar a dos horas diarias como máximo el que pasan los mayores de 3), sino que también tuvieron en cuenta las horas que el aparato permanecía encendido.


SIEMPRE ENCENDIDA

Pues bien, en el 65% de los hogares se incumplía esta pauta y los pequeños miraban la televisión más de dos horas diarias. Si se te tenía en cuenta el tiempo que ésta permanecía encendida aunque no se estuviera viendo, la cifra se dispara.

Es más, los niños que peor puntuación obtenían en esta valoración eran los más agresivos con sus padres, sus hermanos, sus compañeros de colegio, sus profesores o sus padres.

Los autores de la investigación insisten en señalar que cuando un niño se pone delante del monitor televisivo se controla mejor lo que ve. Sin embargo, cuando la tele está encendida y creemos que el pequeño no se entera de nada o que no está prestando atención, está expuesto de manera indirecta a los mensajes que lanza el medio.

De esta forma, si el contenido no es adecuado puede hacer mella en él de la misma manera que si estuviera sentado en el sofá específicamente.


MENOS ATENCIÓN

Además de estas teorías acerca de la relación entre exposición indirecta a la televisión y comportamientos agresivos, los autores barajan varias muy diversas.

Por una parte, creen que en un hogar en el que la tele se ponga de fondo como norma se pondrá menos énfasis en hacer actividades familiares, se prestará menos atención al pequeño y se le dejará solo con mayor frecuencia que en una casa en la que se sea más consciente del riesgo de consumir televisión sin limitaciones.

Este exceso de televisión de fondo también eleva la distracción de los mayores, que son los encargados de los horarios de comidas y cenas, de conversar con los pequeños, de establecer unas pautas de sueño… y todos esos son factores que contribuyen a frenar la rebeldía y el comportamiento inadecuado.

Asimismo, los adultos que ven demasiada televisión tienden a sentar a sus hijos a su lado para ver lo que desean. Y en numerosas ocasiones el mismo programa no es válido para sendos espectadores.

Por todos estos motivos y por los que ya se han señalado en investigaciones anteriores, los responsables de este seguimiento instan a los progenitores a tomarse más en serio las recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría y a que piensen en que los comportamientos de los adultos tienen más influencia en nuestros pequeños de lo que a veces pensamos.

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